SEAN ETERNOS LOS DERECHOS QUE SUPIMOS CONSEGUIR

Por Noelia Acosta, Andrea Jara, Barbara Barreto y María Alejandra Trinch*

Este 10 de diciembre se cumplen 74 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos (firmada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948). En nuestro país, estamos en un contexto de cambio de gobierno, donde asumirá Javier Milei, quien dijo en su campaña que achicaría el Estado y que los Derechos Humanos “son un curro”. A continuación, nos proponemos analizar qué implica la vigencia de las normas de protección de los Derechos Humanos y por qué decimos que están más vigentes que nunca y se necesita cuidarlos con un Estado presente.

QUÉ SON LOS DERECHOS HUMANOS

Las personas, sólo por el hecho de nacer, tenemos una serie de derechos; independientemente de nuestra posición económica, religión, sexo, orientación sexual, color de piel, etc. Estos derechos, se conocen como derechos humanos, y se caracterizan por:

*ser inalienables: nadie puede desposeer a una persona de sus derechos, ni una persona, ni el estado ni otra organización o ente, puede ‘anular’, ‘arrebatar’ o ‘negociar’ los derechos a ninguna persona.

*ser inherentes: es decir, esenciales y propios de la persona, no se puede concebir a la persona sin sus derechos.

*ser universales: son propios de todas las personas independientemente de su nacionalidad, raza, sexo, lengua, religión, capacidad económica, etc)

*ser inviolables: si entendemos que los derechos humanos son inherentes a la persona, cualquier persona, estado, organización, … que amenace, ataque y/o vulnere cualquiera de esos derechos está cometiendo un acto injusto, que puede ser penado por la ley.

Los Derechos Humanos, tal y como los conocemos hoy, nacen como reacción a las barbaridades que vivió la humanidad durante la primera mitad del siglo XX, entonces para juzgar los delitos cometidos en la 2da Guerra Mundial, los países que conformaban la Asamblea General de Naciones Unidas, firmaron el 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Por eso, este 10 de diciembre se conmemora el día internacional de los Derechos Humanos por la firma de dicha declaración.

En nuestro país, hemos decidido en la última reforma constitucional de 1994, darle a dicha Declaración la misma jerarquía que tienen todos los artículos de la Constitución Nacional, incorporándola a a Constitución junto con otros tratados internacionales de derechos humanos, a través del artículo 75, inciso 22.

DERECHOS HUMANOS PRESENTE Y FUTURO

A lo largo de estos 40 años de democracia, Argentina fue punta de lanza en la región en lo que se refiere al reconocimiento y ampliación de derechos a través de la promulgación y sanción de diversas normas.

Lo que quizás, puede hacer que algunas personas se vean tentadas a pensar que los derechos que hoy en día tenemos están desde siempre, que nunca se pusieron en discusión, qué son obvios… pero resulta que esto no siempre fue así.

No siempre tuvimos derechos garantizados, hubo momentos en que el avance en las medidas de ampliación de derechos se vio estancado, y debieron suceder largas luchas, movilizaciones populares, discusiones y debate en las calles y en el Congreso, que lograron que hoy, quienes decidimos habitar este suelo tengamos determinados derechos, sociales, económicos, políticos y culturales reconocidos por el Estado.

A continuación, compartimos algunas reflexiones sobre por qué debemos defender los derechos humanos más que nunca, Para eso, también compartimos una línea de tiempo de cómo fueron reconocidos desde la vuelta de la democracia hasta hoy en día, incluimos también algunas políticas públicas que se crearon a los efectos de concretizar esos derechos.

MEMORIA, VERDAD Y LA JUSTICIA

A 40 años de la vuelta de la democracia y luego de los avances en materia de derechos humanos que ha realizado nuestro país, sabemos que en Argentina no hubo una guerra ni hubo excesos. Sabemos que lo que hubo fue un Estado terrorista que planificó y ejecutó una matanza para imponer un modelo económico, eliminando a toda disidencia política.

Cuando Milei en su campaña negó que fueron 30.000 los desaparecidos y dijo sin ningún tipo de «prurito» que quiere terminar con los “curros de los derechos humanos”. Lo que en realidad hizo fue cuestionar un proceso de Memoria, Verdad y Justicia que es una política llevada adelante por los tres poderes del Estado y que es un ejemplo en todo el mundo.

Negar lo ocurrido, también implica negar el derecho a aquellos bebes que nacieron en cautiverio durante los secuestros de la última dictadura; implica negar derechos a quienes no solo se los “arranco” de sus madres, sino que a su vez se les negó el derecho a la identidad durante años.  

Sin embargo, la historia no es ociosa, ni existe únicamente en los libros, ni en boca de unos pocos, los miles de testimonios expuestos durante el juicio a las Juntas, y todos los posteriores (que siguen hasta la fecha); así como todos los documentos encontrados luego de ese periodo y los nietos recuperados, dan prueba fidedigna de lo acontecido.

 En otras palabras, resulta primordial volver a entender este trágico hito histórico para la Argentina, teniendo en cuenta, que «… el negacionismo tergiversa el pasado y amenaza las interpretaciones del futuro», «los negacionistas no leen de manera diferente los acontecimientos, porque para ellos nunca existieron.(Donatella Di Cesare)

Negar los hechos cometidos por quienes gobernaban de facto en Argentina, es negarle a las víctimas el acceso a la justicia y su reparación, es negar nuestra historia.

Por eso, recordemos que hasta hoy las abuelas y madres de plaza de mayo siguen reclamando cada jueves en plaza de mayo que se abran los archivos que aún no se abrieron, siguen reclamando por MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.

LOS DERECHOS HUMANOS DE NUESTRAS NIÑECES

Como decíamos más arriba, las normas internacionales vienen a fijar obligaciones concretas que tienen los Estados a favor de los sectores más vulnerables como, por ejemplo, a favor de los niños, niñas y adolescentes (NNyA). Es decir, el hecho de garantizar los derechos de las niñeces en la Argentina es y debería seguir siendo una política de Estado.

Actualmente, en nuestro sistema jurídico contamos con la Ley de Protección Integral de Derechos de niños, niñas y adolescentes (Ley N° 26.061), mediante la cual el Estado Nacional se compromete a velar por los derechos de nuestras niñeces.

Esta ley establece que el INTERÉS SUPERIOR de los los niños, niñas y adolescentes, implica la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos por ley. Es decir que se debe respetar:

  • a) Su condición de sujeto de derecho;
  • b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta;
  • c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultural;
  • d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones personales;
  • e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las exigencias del bien común;
  • f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños y adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia.

La Ley N° 26.061 también promueve programas de políticas públicas de protección integral de los derechos de NNyA y la participación de la comunidad para efectivizar esos derechos. Lo que implica, articular con organizaciones no gubernamentales que trabajan con la temática.  

Entonces, resulta que para poder proteger a las niñeces es necesario que el Estado tenga un rol preponderante, que acompañe el desarrollo de NNyA, garantizando el acceso a una vivienda digna, a una alimentación saludable, a la educación pública gratuita y de calidad, entre otros derechos garantizados reconocidos en la Constitución y en la Convención sobre de Derecho de los niños.

Ahora bien, el Gobierno de ultra derecha de Javier Milei viene a hacer un ajuste tal en el Estado, que puede poner en peligro cualquier política pública tendiente a la protección de derechos de los sectores más vulnerables, entre ellos el de las niñeces (en nuestro país el 56,2% de los chicos de hasta 14 años es pobre y el 13,6% es indigente). Por ello, hay que poner especial atención y empeño en la promoción de los derechos de quienes son el presente y futuro de nuestro país y que no se restrinjan sus derechos.

LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES

Durante muchos años se subestimó la protección de nuestros adultos mayores, en Argentina luego de los NNyA, las personas mayores son el segmento de la población que también más sufre los flagelos de las ausencias del Estado y de las ineficientes políticas públicas.

La Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (con rango constitucional) establece pautas para promover, proteger y asegurar el pleno goce y ejercicio de los derechos de la persona mayor.

Algunos de estos derechos son:

  • Igualdad y no discriminación por razones de edad. Queda prohibida la discriminación por edad en la vejez.
  • Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez.
  • Derecho a la independencia y a la autonomía: se reconoce el derecho de la persona mayor a tomar decisiones, a desarrollar una vida autónoma e independiente, a elegir su lugar de residencia y dónde y con quién vivir.
  • Derecho a la participación e integración comunitaria.
  • Derecho a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia.
  • Derecho a no ser sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
  • Derecho a la accesibilidad y a la movilidad personal.

En Argentina hay un régimen de seguridad social (jubilatorio) que se llama de reparto, para no extendernos mucho, diremos que consiste en que los trabajadores en actividad y las empresas, con sus aportes, financian las jubilaciones. A esto se le suman otros fondos provenientes de impuestos y aportes del Tesoro Nacional.

Una reforma previsional regresivo, implica eliminar el sistema estatal y solidario, también significa, que ni las patronales, ni el Estado se responsabilicen de las jubilaciones futuras, dejando a su suerte al trabajador/a, que para intentar asegurarse un ingreso al finalizar su vida laboral debe realizar un aporte mensual a una ADMINISTRADORA DE FONDOS PRIVADA (un banco o financiera), y que el sostenimiento de las jubilaciones actuales se realice exclusivamente con fondos del Estado y sin los aportes de las patronales por cada uno de sus  trabajadores/as.

Veamos, quienes ganan y quienes pierden con el sistema privado:

-Ganan las patronales que se desentienden del pago de los aportes a la seguridad social y las administradoras de las jubilaciones, que ganan fortunas con las comisiones, sin responsabilizarse del resultado.

Pierden los trabajadores/as activos, que aportan a las AFJP sin ninguna garantía de que su jubilación no será una verdadera miseria o directamente nada.

-Pierde el Estado que tiene que seguir sosteniendo a los jubilados/as actuales, pero ahora sin el aporte de los trabajadores y las patronales.

– Y pierden los jubilados/as actuales ya que su haber depende de un sistema estatal completamente desfinanciado, siendo las primeras víctimas de los ajustes y la consecuente pérdida del valor real de sus haberes.

Como vemos en todo esto, es imprescindible que el Estado este presente para garantizar los derechos de los adultos mayores, por eso, un achicamiento de las políticas públicas hace peligrar la plena vigencia de estos derechos.

SEAN ETERNOS LOS DERECHOS QUE SUPIMOS CONEGUIR

En Argentina cada 4 años, los 10 de diciembre luego de las elecciones, se renueva la conducción de gobierno. Esto es así, porque fue impuesto por el presidente Ricardo Alfonsín, desde el regreso de la democracia, tras ganar las elecciones nacionales de octubre de 1983.

A 40 años de la vuelta de la democracia, aún hay sectores que extraordinariamente niegan nuestra historia, como si aquellos años oscuros en donde primaba el miedo, la incertidumbre y el estado de sitio, nunca hubiesen ocurrido.   Es decir, no solo se niega la historia, sino también la situación de las victimas que fueron secuestradas, torturadas, y desaparecidas.

Y no solo hoy regresan con fuerza las ideas negacionistas de los crímenes cometidos por quienes tenían el aparato punitivo y represivo del Estado (los militares), sino que también, se deslegitima toda la lucha por los derechos humanos y que implican la presencia del Estado para garantizarlos.

No ha sido en vano, las conquistas y luchas sociales dadas en estos 40 años de democracia, porque posteriormente se vieron reflejadas en políticas públicas y muchas de las reivindicaciones que estaban en pancartas, se convirtieron en derechos reales, ampliando de esta forma los derechos de quienes vivimos en Argentina.

Como demuestra la infografía acompañada, hay un piso de garantías de derechos que debemos proteger, que supimos conseguir y que no debemos permitir que nos los arrebaten con falsos discursos de libertad, que lo único que hacen es subyugarnos a un sistema desigual, de sálvese quién pueda.

Como dicen por ahí: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”.


*Noelia Acosta (es Abogada, docente, Mg. en Derecho Administrativo, coord del observatorio social de juventudes), Andrea Jara, Barbara Barreto y María Alejandra Trinch (son abogadas e integrantes del Observatorio social de juventudes).

**Contacto: 1136483667


Fuentes:

http://www.infoleg.gob.ar

https://www.anses.gob.ar/observatorio/recursos-de-difusion/infografias-videos

https://40democracia.gob.ar

http://www.bnm.me.gov.ar

https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/proteccion-de-los-derechos-humanos-de-los-adultos-mayores

 Constitución Nacional