EN LOS BARRIOS DEL CONURBANO BONAERENSE LA VARIACIÓN FUE DE 13,85% EN FEBRERO Y 20,88% EN EL PRIMER BIMESTRE.
Por Isaac Rudnik*
Bajo el impacto de los aumentos en las carnes: 24,55%; la persistencia de altos incrementos en frutas y verduras:15,69%; y la continuidad de aumentos similares en almacén: 6,87%; febrero tuvo variación más alta de los últimos años.
Según el relevamiento de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que realizamos mensualmente desde el Índice Barrial de Precios en 900 comercios de cercanía ubicados en 20 distritos del conurbano bonaerense, los precios de los alimentos en febrero aumentaron 13,85%, constituyéndose en la suba mensual más alta desde la crisis de principios de siglo.
Una familia de cuatro personas –dos adultos y dos hijos/as pequeños/as- que en diciembre pasado necesitaba $64.134,25 para adquirir sus alimentos básicos, en enero precisaba $68.094,31, y en febrero $77.523,67 para obtener los mismos productos.
Esta variación es producto de la conjunción de varios factores que se agregaron a la inercia inflacionaria que se viene potenciando desde hace más de un año. La carne después de atravesar un 2022 con aumentos por debajo del promedio del conjunto de los alimentos (52% contra un incremento general por encima del 100%) empezó una suba abrupta en los últimos días de enero que se aceleró durante la primera quincena de febrero; las frutas y verduras parecen sufrir los efectos de la sequía, produciendo una baja en la oferta y una suba incesante de sus precios; y los productos de almacén que en los pequeños y medianos negocios de cercanía siguen sin sentir los efectos del programa de “precios justos”, con vigencia sólo en las grandes cadenas de supermercados, que no tienen bocas de venta en los barrios populares.
Este nuevo salto en los precios de los alimentos impactó fuertemente en el valor de la Canasta Básica Total (CBT). La CBT contempla los precios de un grupo amplio de bienes y servicios, que junto a los alimentos son los indispensables para la vida cotidiana de los hogares, como salud, educación, transporte, vestimentas, gastos de la vivienda, y otros similares.
Así, una familia de cuatro personas –dos adultos y dos hijos/as pequeños/as- que en diciembre pasado necesitaba para adquirir todos estos productos básicos $146.226,09, en enero precisaba $154.574,08, y en febrero $175.978,73 para llenar la misma canasta.
A los factores ya nombrados hay que sumarle, factores climáticos como la brutal sequía que padecemos en estos días y situaciones límite como la continuidad de la inflación a nivel de global que empuja a los gobiernos neoliberales -que predominan entre las potencias del norte- a echar mano de herramientas recesivas como la incesante suba de las tasas de interés, lo que pone a la economía internacional en los umbrales de una recesión generalizada con impredecibles consecuencias. Que se combinan con los manejos y desmanejos de un gobierno cada vez más debilitado, que no acierta a sostener un “equilibrio” entre la implementación del ajuste que le impone el acuerdo con el FMI, y las necesidades de mantener un consenso mínimo entre la población, para atravesar las contingencias del año electoral.
Y por ahora el Gobierno, mantiene la dirección inequívoca –a veces acelerando los pasos que le exige el Fondo, otras tratando de aplicar cierto “gradualismo”- de trasladar los efectos del ajuste a los sectores de menores recursos.
ANEXO
Los precios que más aumentaron
*Isaac Rudnik es Director Nacional del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI). Contacto: 11-41882603/ Prensa: 11-36483667
**Diseño: Manuela Rebori.