LA LUCHA POR UNA INCLUSIÓN REAL
Por Cecilia Asis
Les jóvenes enfrentan hoy varios desafíos a la hora de insertarse en el mundo laboral. El contexto económico se encuentra lleno de incertidumbre y aún no se recupera de los efectos de la pandemia que nos aqueja desde el 2020.
Para enriquecer el panorama charlamos con Melisa Cáceres, responsable provincial del Área de Educación Popular y Cultural de Barrios de Pie y directora del Centro de Formación Laboral N° 407.
Educación, trabajo y juventud en tiempos de pandemia.
La pandemia de COVID-19 ha hecho estragos en varias esferas de nuestra sociedad, pero el daño económico es quizá el que más afecta a los bolsillos de les trabajadores. Pero, más grave aún, es la situación de quienes perdieron su trabajo durante las épocas de aislamiento, la mayoría trabajadores “en negro” y que hallaban en el trabajo informal el sustento para vivir el día a día.
La juventud es un sector que históricamente ha sido uno de lo más vulnerados al momento de una búsqueda laboral: la falta de experiencia o la dificultad para terminar los estudios son algunos de los problemas que hacen difícil encontrar un trabajo estable y que, mínimamente, brinde algo de seguridad. Ni hablar de un trabajo registrado. Es común que les jóvenes sean blanco de labores que se prestan a la explotación, con sueldos bajos y condiciones que dejan mucho que desear.
Todo esto se agrava para quienes no cuentan con estudios secundarios completos, el parámetro mínimo a la hora de contratar. Aquí se juntan las dos variables, educación y trabajo, entonces, ¿dónde pueden encontrar herramientas les jóvenes para afrontar estos obstáculos? Una respuesta puede ser en los Centros de Formación Laboral (CFL), un espacio de aprendizaje para todes.
Para conocer más sobre estas instituciones charlamos con Melisa Cáceres, directora del CFL N° 407, ubicado en San Martín, más específicamente en el Barrio Libertador. Pero antes de entrar en detalles sobre las actividades que allí realizan, Melisa nos cuenta sobre un concepto que atraviesa estos espacios: la educación popular.
“Cuando hablamos de educación popular, hablamos de un proyecto educativo alternativo al neoliberalismo triunfante. Desde esta perspectiva, buscamos repensar el lugar del sueño y la utopía como parte de la práctica educativa. Apostamos a la participación popular para el fortalecimiento de la autonomía y la formación de la conciencia crítica. Debemos recuperar lo liberador del propio proceso educativo, aún en contextos no liberadores. La educación popular no es educación de y para los pobres, sino un proyecto liberador que debe y puede desarrollarse también en el ámbito formal”.
Los Centros de Formación Laboral, espacios con identidad barrial.
Estos espacios ofrecen una diversa variedad de actividades para les vecines. Para quienes quieran o necesiten terminar estudios primarios o secundarios, aprender distintos oficios y tener un certificado que les ayude en la búsqueda laboral. Los CFL son un lugar de puesta en común y de aprendizaje para quienes viven en los barrios, incluso un espacio para conectarse a Internet; importantísimo en tiempos de virtualidad.
Entre las actividades que propone el CFL N° 407 podemos encontrar cursos de serigrafía, electricidad, albañilería, peluquería e informática. Sumado a esto les compañeres pueden insertarse en el programa FINES para la terminar los estudios secundarios. Algo fundamental para la inserción laboral y que es un complemento necesario para el ejercicio de los distintos oficios que propone el Centro.
Además, uno de los fuertes de la institución es el programa de alfabetización, el cual Melisa espera poder fortalecer
“El programa ‘Yo si puedo 2.0’ como lo hemos llamado, retoma fundamentos del método cubano en alfabetización, con el agregado de la cuestión digital. En este marco hemos convocado también a estudiantes y profesionales en temas educativos y culturales para poder dar respuestas a las demandas detectadas. Se ha podido construir un espacio de arte y cultura donde se trabajan contenidos educativos desde el arte”.
Al los Centros asisten compañeres de todas las edades, pero se destaca la participación de mujeres jóvenes. Como sabemos y hemos destacado en esta nota, son ellas las que más sufren el impacto de las crisis económicas. Son las principales encargadas de las tareas de cuidado, tareas no remuneradas. Traduciéndose esto en menos tiempo para estudiar, tener un trabajo de jornada completa o incluso cuidar de su salud.
“Hemos podido re-direccionar oficios culturalmente pensados para ‘hombres’, donde se han inscripto mujeres. Creemos que la convocatoria en revertir esto depende de la dirección del Centro y de un trabajo en equipo direccionado en ese aspecto”.
Es importante destacar la mirada que tiene la institución. Teniendo en cuenta un panorama amplio de actividades que incluyan a todes, sin perpetuar roles de género impuestos y pensando en un mundo laboral más equitativo.
Las cuestiones de género también dan lugar a hablar de ESI, un eje que atraviesa todos los niveles educativos y que tienen un fuerte impacto también en la juventud. Al respecto Melisa nos cuenta que parte de las propuestas en los puntos de alfabetización digital es trabajar transversalmente la ESI y también el abordaje de las historias de vida. Esas temáticas son abordadas por profesionales que aportan al proyecto y trabajan la ESI también desde el arte, fortaleciendo el espacio y la formación.
Más allá de que los CFL tienen convenio el Ministerio de Trabajo y con el de Educación, la directora destaca que a fines prácticos esto no se refleja en una fuerte inserción de les compañeres en el mundo laboral. Algo en lo que se debe trabajar urgentemente para crear una red real de formación con resultados laborales concretos.
Una herramienta para lograr esto puede ser que pronto el Centro contará con acceso a Internet, lo cual va a facilitar muchas actividades y programas de alfabetización. Además, es un beneficio para las familias del barrio, ya que el 80% de ellas no tiene acceso a la red. (Tal como nos cuenta Melisa Cáceres).
La educación popular que necesitamos.
Darle valor a estos espacios de formación es importante para visibilizarlos y que puedan recibir todos los recursos que necesitan para crecer y cubrir las necesidades de todes les vecines, y sobre todo para las juventudes que luchan día a día para salir adelante. Para muches, formarse en un oficio es una alternativa a los estudios universitarios, y muchas veces, una salida laboral más rápida cuando la situación económica aprieta.
Sin dudas, el desafío más importante es que toda la formación que reciben quienes asisten a estos Centros se traduzca en propuestas de trabajo reales. Es frustrante encontrarse con un mundo laboral complejo y que pone trabas a les más vulnerables. Quienes se esfuerzan por aprender un oficio y terminar los estudios pero no encuentran respuestas en un sistema precarizado y excluyente para los sectores populares.
Bajo la bandera de la educación popular, las posibilidades se abren un poco más para aquelles que siempre estuvieron por fuera del sistema. Se lucha para combatir la “educación bancaria”, término que propone Paulo Freire para cuando les educadores solo depositan información en les alumnes sin tener en cuenta las vivencias, la vida de cada une, sus sueños y por qué no también sus objeciones.
Para hablar de inclusión hay que partir de los saberes propios de las personas, educando en contexto. Donde todes, pero todes, puedan acceder a una educación con pensamiento crítico y que celebre la diversidad.
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*Cecilia Asis es periodista, Lic. en Edición por la UBA e integra el equipo de comunicación del ISEPCI.
