Por Isaac Rudnik*
Al mismo tiempo que los precios de los productos y los servicios básicos indispensables para la vida cotidiana no dejan de aumentar, el gobierno pone límites a los incrementos salariales que se acuerdan en las paritarias –contradiciendo su discurso sobre el respeto irrestricto a los acuerdos de las partes privadas en el mercado- y trata de imponer en el Parlamento el regreso del impuesto a las ganancias, con topes que dejan a la mayoría de los asalariados al borde la línea de pobreza.
El presidente Javier Milei y su ministro de economía Luis Caputo, vienen anunciando con aire triunfalista que la inflación entró en una curva descendente, y que es probable que los resultados de marzo den una suba por debajo del 10%. Durante el tercer mes del año hicieron todo tipo de declaraciones tratando de convencernos que los precios que debemos pagar todos los días para cubrir nuestras necesidades básicas de alimentación no son cada vez más altos. Algunas de estas aseveraciones rayando lo ridículo, como que las ofertas de 2 x 1 ó descuentos del 50 ó 70% “en la segunda unidad”, eran una manifestación que los precios estan bajando, como si estos anuncios no formaran parte de la realidad cotidiana desde siempre, a la hora de salir a comprar los alimentos para nuestros hogares.
Seguramente lo dijeron convencidos que estaban haciendo un descubrimiento importante, porque nunca tuvieron que ir personalmente a comprar sus alimentos buscando los productos más baratos. Siempre hubo en sus entornos alguien de sus familias o de personas contratadas que cumplieran esas funciones.
Lo cierto es, que a pesar de las reuniones que tuvo el propio ministro Caputo con los grandes formadores de precios (volvieron estos encuentros al mejor estilo de los gobiernos anteriores), señalándoles que los valores de los principales productos de consumo masivo no se corresponden con sus costos, los precios continuaron aumentando si pausa, sin que hayan desaparecido de sus góndolas las supuestas ofertas de siempre.
Donde la realidad permanece igualmente inalterable sin ningún disfraz, es en los negocios de cercanía de los barrios populares, porque allí nunca llegaron –ni llegan actualmente- ese tipo de ofertas, como tampoco los programas con precios de referencia (“precios cuidados” “precios cercanos” “precios justos” etc.) que promovieron los gobiernos anteriores. En estas geografías los incrementos tampoco perdonan.
Los precios en los barrios populares
En el relevamiento de los precios de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que realizamos mensualmente desde el Índice Barrial de Precios (IBP), en negocios de cercanía de los barrios populares de veinte distritos del conurbano bonaerense, en marzo estos alimentos aumentaron aumentaron 11,76%.
Cumplido el primer cuatrimestre del actual gobierno, la CBA subió 89,68%, o sea un promedio de 22,4% mensual. Así es que una familia de dos adultos/as y dos hijos/as pequeños/as que en noviembre del año pasado (el mes anterior a que asumieran Milei y Caputo) necesitaba para adquirir sus alimentos básicos $182.905,48. En marzo, precisó para cubrir los mismos alimentos $346.927,24, o sea 89,68% más que antes de este gobierno. Difícil de entender que esto es sólo consecuencia de la mala herencia recibida.
Por otro lado, los valores de la Canasta Básica Total (CBT) que además de los alimentos considera un conjunto de productos que son igualmente indispensables para la vida cotidiana (salud, educación, transporte, tarifas del hogar, etc.) la misma familia de cuatro integrantes que en noviembre necesitaba $655.011,27 en marzo pasado requirió $742.424,29 o sea que debió sumar $349.178,22 (89,79%+) para solventar los mismos gastos.
El pasado mes de marzo el rubro de Frutas y Verduras subió 12,66% ; los productos de almacén aumentaron 14,7% ; mientras que las carnes tuvieron “un módico” incremento de 6,31%.
Desde que el actual gobierno está en funciones, las Frutas y Verduras aumentaron 90,35%, los productos de almacén 101% y las carnes 72,23%.
A la vez que los precios de los bienes y de los servicios básicos indispensables para la vida cotidiana no dejan de subir, el gobierno pone límites a los aumentos salariales que se acuerdan en las paritarias –contradiciendo su discurso sobre el respeto irrestricto a las decisiones de los acuerdos entre las partes en el mercado- y trata de imponer en el parlamento el regreso del impuesto a las ganancias, con topes que dejan a la mayoría de los asalariados al borde la línea de pobreza. Los autoelogios del presidente a su gestión, pasan por el ajuste a los gastos del estado y el reconocimiento explícito de que los salarios están en un nivel miserable.
Mientras tanto, la resistencia y los conflictos se van desarrollando y creciendo gradualmente sin pausa. Más temprano que tarde se irán instalando como protagonistas fundamentales del escenario político nacional.
Los productos que más aumentaron en cuatro meses de Milei
*Isaac Rudnik es Director Nacional del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI).
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