Agustín Corral*
El pasado 20 de septiembre, el Presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro, pronunció un memorable discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en el que señaló la indiferencia de las potencias para resolver la crisis climática y las guerras que están atravesando al mundo.
La ONU fue creada sobre el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, con el objetivo de consolidar la paz y la seguridad internacional. La asamblea tuvo lugar por primera vez en Londres en el año 1946 y se sigue realizando anualmente. Obtuvo un valor simbólico muy fuerte, aunque hoy en día puede ser vista como un ritual de diplomacia, más que como un escenario donde se busquen resolver efectivamente los asuntos geopolíticos de gran escala.
En su intervención, Petro expuso una perspectiva inédita para entender las problemáticas que azotan al planeta. A partir del contexto socio geográfico de Colombia y la crisis climática en el Amazonas[1], sintetizó argumentos que dejaron en evidencia la irresponsabilidad de aquellos países que administran el poder sin orientar los recursos necesarios para resolver la cuestión ambiental. Dirigió sus palabras hacia un “ustedes”, aludiendo a los 193 países representados en esa cámara y evitó intencionalmente la mención de las potencias en cuestión. Alzó la voz de la región sin por ello conformar enemistades directas en sus enunciaciones.
LA ESTÚPIDA CONFUSIÓN ENTRE CONSUMO Y FELICIDAD
Petro, para interpelar, utilizó un recurso retórico llamado sinécdoque, que consiste en la mención de la parte de algo, aludiendo al todo. Es decir, le asignó a un concepto el nombre de otro con el que guarda una relación de inclusión. En este caso, la selva amazónica representada como parte de un todo: la vida. Las dinámicas en torno al Amazonas estarían representando dinámicas globales generalizadas.
Advirtió que las plantaciones de coca en su país están erróneamente perseguidas ya que no son causa de los consumos mortales sino consecuencia de las adicciones al poder y al dinero. Marcó que “disminuir el consumo de drogas no necesita de guerras, de armas, necesita que todos construyamos una mejor sociedad”, dando a entender que las adicciones responden al estilo de vida de consumo. Según Petro, tanto las guerras como los desastres ambientales estarían respondiendo al mismo tipo de racionalidad orientada al mercado. Para el presidente colombiano «no hay paz total sin justicia social, económica y ambiental».
Es importante entender la relación que los Estados Unidos tiene con Colombia en lo que respecta a la persecución contra el narcotráfico. La cooperación de la D.E.A en este asunto está muy presente dentro de sus fronteras. Accionan arrojando glifosato (tóxico para humanos) a las plantaciones de la selva, afectando a las comunidades, apresando productores, narcotraficantes, dealers y todos los que de alguna manera tienen involucramiento en esta cadena. Petro aseguró que esta guerra lleva décadas sin éxito, dictamina la clandestinidad y no resuelve la problemática de los consumos mortales y la constante violencia.
“¿Quieren menos drogas? piensen en menos ganancias y más amores.”
«UNIRSE PARA DERROTAR LO IRRACIONAL«
Bien sabemos que a través de la ciencia y la razón, el ser humano ha logrado la capacidad de progresar técnicamente. La divulgación científica fue fundamental para que se generen transformaciones tales como la ampliación de la esperanza de vida o la facilitación de productos de necesidad. Sin embargo, el conocimiento elaborado no logró aún combinarse con las acciones concretas que el planeta necesita a largo plazo. Los objetivos de la ciencia están signados por estrategias geopolíticas, o bien por intereses mercantiles que aseguran la producción para la demanda inmediata. Esto no dejaría a disposición todos los recursos humanamente posibles para que los procesos productivos dejen de ser contaminantes.
Petro llamó al diálogo entre naciones latinoamericanas y extranjeras para que financien o dejen financiar los recursos que requiere la recuperación de la selva amazónica. Este es el piso de debate que debe estar presente en el marco de las negociaciones intergubernamentales. Intervenciones como la del Presidente de Colombia, donde los conceptos encausados apelen a la sensibilidad, la empatía y la colaboración internacional, deberían ser normales en la agenda política de los países. A su vez, las relaciones económicas internacionales no pueden estar escindidas de las necesidades ambientales.
Recomendamos escuchar el discurso completo de Gustavo Petro:
[1] La deforestación y el cambio climático pueden haber empujado a la Amazonía hacia un umbral de extinción del bosque. Continuamente se aportan evidencias del riesgo de extinción del bosque con profundas implicaciones en la biodiversidad, el almacenamiento de carbono y el cambio climático a escala global.
*Agustín Corral, es estudiante de Sociología- UBA e integra el ISEPCI.