BRASIL: HACIA DÓNDE SE DIRIGE EL GIGANTE LATINOAMERICANO

  • Victoria Di Cosmo*

Nuestro vecino Brasil atraviesa momentos claves que definirán el rumbo de los siguientes años de la mayor economía de Latinoamérica. El día 2 de octubre de 2022 se realizarán las elecciones generales centradas en una disputa presidencial que tienen como principales candidatos al actual mandatario Jair Bolsonaro (perteneciente al Partido Liberal- PL) y al ex presidente Lula Da Silva (por parte del Partido de los Trabajadores- PT).

Tanto Lula como Bolsonaro, son las figuras políticas más relevantes de su país y nuclean el mayor número de votantes, pero ¿Cómo llega a las elecciones cada uno de los candidatos? ¿Qué clima rodea al proceso electoral brasilero? ¿Cuáles son las posibles implicancias de la victoria de cualquiera de estos dos candidatos? En este artículo analizaremos estos interrogantes y otros puntos importantes para comprender lo que está sucediendo en el país más grande de este lado del continente. 


Marcha en Brasil contra Bolsonaro por su gestión frente al coronavirus.  REUTERS

LOS “LOGROS” DE BOLSONARO

Actualmente el poder ejecutivo brasilero se encuentra a cargo de Jair Bolsonaro, un ex militar oriundo de San Pablo y con una trayectoria de más de 20 años en la política de su país. Desde 2019, año en el que comenzó su mandato, ha sido foco de múltiples polémicas: su manejo de la pandemia por COVID-19, comentarios desafortunados sobre la comunidad LGB+, su opinión sobre la dictadura iniciada en 1964, etc.

Llegó al poder en un ambiente donde el principal partido político (el Partido de los Trabajadores) estaba en el ojo de la tormenta debido a múltiples acusaciones de corrupción (en casos como Lava Jato/Odebrecht) y donde la violencia, inseguridad y descreimiento de los políticos iban en ascenso. Con un discurso extremista y un gran componente religioso (los movimientos evangelistas han ido ocupando cada vez un lugar más importante en la política latinoamericana y Brasil no escapa a esta tendencia, por lo que candidatos como Bolsonaro han acercado posiciones con estos movimientos) logró captar la mayoría del electorado y ganar las elecciones presidenciales. 

Durante su mandato, Brasil experimentó una serie de cambios considerables: en el ámbito intrarregional, se alejó de las posturas adoptadas por gobiernos anteriores y desestimó la importancia de mantener relaciones cercanas con los demás países latinoamericanos, inclinándose por la cercanía con Estados Unidos e Israel. 

Sumado a lo anterior, aumentó el número de militares en el gobierno, se implantó la tendencia hacia la reducción del tamaño del Estado y de las obligaciones fiscales (que en la práctica no fue viable, puesto que desde el Ministerio de Economía brasilero se debió dar marcha atrás con las previsiones y el pacto fiscal de austeridad y recurrir al endeudamiento para hacer frente a vaivenes económicos desencadenados por la pandemia).

Pero hoy en día el panorama es otro: en varios países de la región se observa la llegada al poder de candidatos de izquierda como en México, Perú, Bolivia, Chile y Honduras, y el crecimiento de la popularidad de postulantes de esta misma tendencia política como en Colombia y el mismo Brasil. Por otro lado, en Estados Unidos ya no gobierna el Partido Republicano, lo cual deja atrás a uno de los “amigos” de Bolsonaro, Donald Trump. 

Los factores mencionados anteriormente son síntomas de un contexto regional que comienza a verse desfavorable para líderes de extrema derecha, entreguistas de nuestros recursos y perpetuadores de sistemas económicos empobrecedores. 

Existe otro indicador de este panorama cambiante para Brasil: las encuestas sobre intención de voto muestran al actual presidente en desventaja frente a su oponente, Lula Da Silva, quien tiene entre 8 y 16 puntos (dependiendo a qué sondeo se recurra) sobre Bolsonaro.  Esto se debe principalmente a que Bolsonaro no ha cumplido con sus promesas de campaña, los problemas económicos y de inseguridad persisten en la sociedad brasilera, y lejos de aminorarse, la violencia parece estar cada vez más instalada incluso en el ámbito político. 

Como en muchos otros casos, las consecuencias de la pandemia y la pobre administración por parte del gobierno brasilero dejaron huecos que la oposición ha intentado capitalizar. En este sentido, es útil analizar el recorrido de Lula Da Silva, el principal candidato opositor, hacia los comicios de octubre.

Lula Da Silva (archivo Telam).

EL REGRESO DE LULA

Dos veces presidente de Brasil, Lula Da Silva comenzó su vida laboral como obrero metalúrgico en un contexto muy humilde. Durante sus mandatos, Brasil experimentó un crecimiento nunca antes visto que mejoró sustancialmente la vida de millones de personas, que no solo salieron de la pobreza y accedieron a la educación, sino que lograron una estabilidad económica impensada en años anteriores. Además, fue clave para el acercamiento estratégico entre los países sudamericanos y en ese sentido supo usar la diplomacia a favor del proyecto de unión regional. 

En 2018, Da Silva fue detenido en San Pablo acusado de haber recibido sobornos (puntualmente se denuncia que recibió inmuebles) por parte de la empresa constructora Odebrecht, por un lado, y por parte del Grupo OAS por otro (también del rubro de la construcción). Fue condenado a más de 12 años de prisión. 

Múltiples analistas brasileros consideraron que el encarcelamiento del ex presidente, ordenado por el Juez Sergio Moro (quien tiempo después se convertiría en Ministro de Justicia en el gobierno de Bolsonaro) fue un paso clave para desarticular su llegada al poder por tercera vez y “allanar” el camino para el actual presidente. Tras pasar más de un año preso, en 2019 fue puesto en libertad. 

A pocos días de las elecciones generales, las encuestas lo dan como vencedor.

Hace unos días en las redes sociales se dio a conocer este video de artistas de Brasil que apoyan a Lula e invitan a votarlo.

Dichas elecciones se dan en un clima de polarización extrema entre el electorado, es decir, pese a que existen más de 10 candidatos, votantes de Bolsonaro y de Da Silva se encuentran sumamente enfrentados en posiciones que suelen parecer innegociables. Esto genera un clima de violencia explícita, que la derecha -desesperada ante una casi segura derrota- alimenta permanentemente. 

Además, estas elecciones se dan luego de un alto número de fallecidos por COVID-19, recesión económica, un 28% de la población con inseguridad alimentaria, acusaciones de corrupción entre candidatos, y constantes puestas en duda por parte de la derecha brasilera acerca de la fiabilidad de los comicios, instalando la idea de que el sistema de votación brasilero puede dar lugar a una falsificación de los resultados en favor de Da Silva.

Elecciones en Brasil (Archivo Rolling Stone)

LOS CAMBIOS Y CONTINUIDADES POSIBLES

Los cambios y continuidades que pueden desarrollarse a partir del resultado de las elecciones son variados. Por un lado, en un escenario donde Da Silva resultara ganador, es probable que se buscara retomar la unidad latinoamericana con aquellos países afines ideológicamente. El crecimiento económico si bien no cesó, se ralentizó, por lo que el aspecto económico sería un tema clave a abordar en su presidencia. 

Además, se enfrentará a una sociedad empobrecida debido a la pandemia (lo cual demandó el aumento de la asistencia social), donde la violencia ha crecido considerablemente, y a un contexto internacional que se enfila hacia el crecimiento de la inflación. 

Por otro lado, suponiendo una eventual victoria de Bolsonaro, un presidente que ha sido más beneficioso con los mercados internacionales, es altamente probable que el gobierno se embarque en nuevas reformas fiscales en pos de reducir la carga impositiva, y avanzar sobre privatizaciones con el fin de achicar el Estado. Si bien son objetivos planteados por el actual presidente, también es útil mencionar que muchos de sus objetivos se han “suavizado” con la cercanía de las elecciones. 

Es probable que la violencia observada en los últimos años tienda a crecer en caso de la continuidad de Bolsonaro, ya que su estilo discursivo suele estar orientado a dividir las aguas entre el “bien” y el “mal”, donde el odio hacia determinados sectores se ha exacerbado, fiel al estilo de la derecha latinoamericana (sobre todo cuando cuenta con una parte de los medios de comunicación masivos que le son funcionales a sus objetivos). 

Sumado a lo anterior, si atendemos a lo que parece ser un ascenso en general de la izquierda en la región, es posible que Bolsonaro de aún menos relevancia a la unión latinoamericana, priorizando relaciones internacionales con otros líderes de derecha a nivel global. 

Sin dudas las elecciones que se avecinan serán más que la tradicional pelea por el poder entre izquierda y derecha en nuestro continente. Definirán si la defensa de los derechos humanos y del crecimiento entendido en términos no meramente económicos sino como motor para el avance de una sociedad, volverán a tener lugar en Brasil, o si por el contrario, la defensa de los mercados, la destrucción del medio ambiente y el conservadurismo hundirá a millones de personas en la pobreza de la cual salieron hace no muchos años. 

*Victoria Di Cosmo, es Licenciada en Relaciones Internacionales e integra el Observatorio Social de Juventudes del ISEPCi


Fuente

https://elpais.com/economia/negocios/2021-11-07/guedes-da-un-giro-de-180-grados-a-la-economia-de-brasil.html

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48815158

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-62923686

https://www.telam.com.ar/notas/202103/546778-el-paso-a-paso-de-una-investigacion-que-encarcelo-a-lula-y-evito-una-posible-vuelta-al-poder.html

https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/Y-si-gana-Lula-Que-pais-le-dejara-Bolsonaro-20220917-0007.html