*Por Nicolás Schteimberg e Isaac Rudinik
- Esta es la segunda de una serie de notas respecto a las Dictaduras en Latinoamérica, sus consecuencias e influencia en el avance de los discursos de derecha en la región.
- Acá pueden leer la primera: El caso de Brasil.
ACLARACIONES PREVIAS
Al momento de escribir esta serie de notas, hay altas probabilidades de que el próximo presidente de Argentina sea Javier Milei. Esto sería peligroso por una enorme cantidad de razones: su visión libertaria anti-estatal, su visión a favor del mercado de órganos y de la liberación de armas, su discurso opuesto a la justicia social, su propia inestabilidad emocional, entre muchos otros.
Pero un aspecto en particular nos interesa en este caso: Su relación histórica con la Dictadura Cívico-Militar de 1976-1983.
En el debate presidencial del día 1/10 el candidato aseguró que “los desaparecidos no fueron 30.000” y catalogó las desapariciones y asesinatos como “excesos” en el marco de una “guerra”.
Estos son argumentos típicos de una corriente de pensamiento que pretende relativizar y/o justificar el genocidio perpetrado por el Estado, obstaculizando los procesos de Memoria, Verdad y Justicia; e instalando quizás un marco para la liberación de condenados e incluso la repetición de algunos de estos crímenes. Estos argumentos son calcados de los utilizados por los perpetradores en el Juicio a las Juntas:
A esto se agregan algunos hechos y declaraciones en los últimos días, de integrantes de la fuerza política que promueve a Javier Milei, que parecen exteriorizar una decisión de redoblar la apuesta. Ya no sólo reivindicando a la Dictadura, sino también abriendo la posibilidad de intervenciones políticas y militares de las Fuerzas Armadas en la vida política nacional.
Desde declaraciones de la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, poniendo en duda la continuidad del Museo de la Memoria en la ex ESMA, hasta la difusión en las redes sociales de imágenes de soldados armados, que marchan con el trasfondo de marchas militares, bajo la consigna de “estas son las fuerzas que van a defender a Javier Milei”, pasando por la propagación de videos en la que algunos militares convocan a una rebelión militar.
Durante un tiempo, estos discursos fueron marginales en la sociedad argentina, reservados para sectores pequeños directamente vinculados a los genocidas como Cecilia Pando. Esto nos lleva a hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué cambió? ¿Por qué estos discursos comienzan a crecer?
En Argentina hubo una condena judicial. Hubo un fiscal que se plantó y dijo “Señores Jueces, Nunca Más”, y hubo un fallo en contra de los líderes de las Juntas Militares. A pesar de ello, estos discursos se reavivan.
En el resto de Latinoamérica no hubo procesos judiciales condenatorios. Tampoco hubo un consenso tan amplio en el rechazo a los procesos militares ¿Qué repercusión pudo haber tenido esta diferencia en la Memoria de las sociedades? ¿Existen también este tipo de relatos en otros países de la región? ¿Están creciendo?
La idea de esta serie de artículos es comparar la lectura histórica respecto de la dictadura en Argentina con otros países del Cono Sur que atravesaron experiencias semejantes.
LAS SECUELAS DE LA DICTADURA CHILENA EN LA MEMORIA DE LA SOCIEDAD
*Por Nicolás Schteimberg
La dictadura comenzó el 11/9 de 1973, cuando la Junta Militar liderada por el General Augusto Pinochet derrocó al gobierno democráticamente electo de Salvador Allende.
La primera característica que sobresale de este proceso es su brutalidad: gran cantidad de muertes, desapariciones, torturas y exilios. La imagen prototípica es la utilización del Estadio Nacional de Santiago como Centro de Detención y Tortura.
La segunda característica, es la implementación de un modelo económico neoliberal, importado, de teóricos de las escuelas de Chicago y de Austria como Milton Friedman (casualmente, los mismos modelos que propone el candidato Milei). Este modelo se caracterizaba por el “énfasis en el protagonismo del sector privado y en el desarrollo de una estrategia de apertura del comercio exterior, la rebaja de los aranceles a la importación y la reducción del Estado con la venta o privatización de sus empresas, dejando a éste en un rol subsidiario.” (Biblioteca del Congreso Nacional de Chile)
La Dictadura se retira marcando la cancha
La dictadura finalizó en 1990 luego de un plebiscito en el año 1988 en el que se disputaba la continuidad del gobierno del dictador Augusto Pinochet.
Con una participación electoral del 97%, ganó el No (la NO continuidad del régimen dictatorial) con el 55% de los votos.
Lo cual ya nos da un primer indicador de la incidencia de la dictadura en la Sociedad Chilena. El 44% de la ciudadanía chilena votó por una continuidad del gobierno dictatorial y asesino de Pinochet.
Esto puede explicarse por varios factores. En primer lugar, a diferencia de, por ejemplo, Argentina (donde la dictadura terminaba con una crisis de deuda externa enorme, sumado al fracaso de Malvinas) la dictadura Chilena era percibida como económicamente exitosa, generadora de crecimiento 1. También existían amplios sectores de la población con temor a un retorno al pasado pre-73, percibido como caótico y violento (Acuña y Smulovitz, 1996)
La transición Chilena podría describirse como una legal-institucional. No se trató de una revolución popular (aunque no por eso se deba desestimar el papel de la movilización en la transición) o de una invasión exterior, o de un conflicto al interior de las FF.AA. Sino que fue el propio régimen agotado que abandonó el gobierno, aunque -recordemos- con un 44% de la población apoyándolo. Por tal razón, las FF.AA chilenas tenían un gran poder para “marcar la cancha” en la transición democrática en comparación a Argentina. En ese contexto, la oposición decide “jugar” dentro de las reglas que negocian con la dictadura. Logran desplazar a Pinochet, pero el costo a pagar es su propio margen de acción en la transición democrática
En 1989 se realiza un nuevo plebiscito, para decidir si se aprueba o se rechaza una Reforma Constitucional negociada entre la dictadura y la mayoría de los partidos de oposición. La Reforma fue aprobada con el 91% de los votos. Y si bien tuvo una modificación importante en el año 2005, es la misma constitución que rige hasta el día de hoy2.
En comparación a Brasil, Argentina, o Uruguay, Chile es el país donde las FF.AA han sido más exitosas en mantener sus prerrogativas y su papel tutelar sobre autoridades civiles y la ciudadanía (Acuña y Smulovitz, 1996, p. 131). Lo cual puede verse en varias cuestiones. Las FF.AA lograron mantener su autonomía presupuestaria, y le sumaron por ley la apropiación del 10% del ingreso obtenido por exportaciones de cobre3. Esta autonomía presupuestaria le permitió mantener autonomía operativa y salarios altos. En segundo lugar, las FF.AA retuvieron prerrogativas, como la prohibición al Presidente de nombrar o remover ciertos cargos del ejército. De hecho, el dictador Pinochet continuó siendo Comandante en Jefe de las FF.AA hasta 1998. Por último, como parte de la negociación asimétrica entre las FF.AA y la Oposición, existió desde un primer momento una amnistía para los crímenes del régimen militar que fue reconocida por los sectores políticos, y ha impedido la posibilidad de revisión judicial del pasado. No hubo escenas como las de la película Argentina 1985 en Chile, no hubo militares condenados por crímenes de lesa humanidad. Lo que, nuevamente, puede ser explicado por la posición fuerte de poder en la que terminaban su gobierno en comparación a Argentina
La percepción actual de lo que fue la Dictadura
Todo este contexto histórico, tiene el objetivo de preguntarse por la incidencia de la dictadura en el sistema político chileno actual.
La consultora Cerc-Mori realizó su encuesta CHILE A LA SOMBRA DE PINOCHET La opinión pública sobre la “Era de Pinochet” 1973 -2023 (MORI – Market Opinion Research International, 2023), y los resultados son llamativos.
El 36% de la población está más cerca de la afirmación que la dictadura “Liberó a Chile del Marxismo”, mientras que el 42% es más cercano a la afirmación de que la dictadura “destruyó la Democracia”. Si bien se puede mirar en la gráfica que hubo un período donde la primera respuesta osciló cerca del 20% (un período que coincide con la enfermedad y el fallecimiento de Pinochet) ahora volvió a subir a su nivel más alto desde el 2000.
De manera similar, el 36% de la ciudadanía afirmó que las FF.AA tenían razón para realizar un golpe de Estado. Llama mucho la atención la caída estrepitosa de la respuesta “nunca hay razón para dar un golpe de Estado”, la cual cayó más de 20 puntos porcentuales.
Esta pregunta resulta muy ilustrativa. El 47% de los encuestados afirma que el régimen militar tuvo “algo bueno y algo malo”. La mitad de la ciudadanía. Mientras que solamente un cuarto afirma que la dictadura fue solamente mala. Esta prevalencia de una memoria positiva de la dictadura es mucho más fuerte que en otros países de la región. Y quizá ayuda a comprender cierto discurso que en Argentina asoma, pero que en Chile está establecido
En julio de este año, el diputado de Unión Democrática Julio Alessandri dijo en una entrevista en Radio Futuro lo siguiente: “Creo que el gobierno de Allende se estaba saltando la Constitución. Yo justifico el golpe militar. Me habría gustado que fuera un gobierno autoritario muy corto, que se hubiese restablecido la democracia rápido, pero creo que íbamos por un camino muy peligroso para el país”
Otro ejemplo: en la conmemoración del 50 aniversario de la Dictadura en este mismo año, en el Congreso la bancada de Unión Democrática leyó una Declaración firmada por la propia cámara en agosto de 1973 que en septiembre fue utilizada por las FF.AA para justificar el golpe militar
Una pequeña comparación que puede servir de conclusión
En Argentina, probablemente el sitio específico más asociado con el Terrorismo de Estado sea la ex ESMA, el más grande de los Centros Clandestinos de Detención. En ese momento, funcionaba además como Escuela de Mecánica de la Armada (de ahí la sigla ESMA). En el año 2004, la Marina fue desalojada y el espacio se utiliza en su totalidad como un sitio de Memoria.
En Chile, como mencionamos más arriba, el sitio probablemente más asociado al terrorismo de Estado sea el Estadio Nacional de Santiago. Actualmente, el equipo de fútbol Universidad de Chile continúa utilizando el Estadio para sus partidos de local. Incluso la selección nacional lo utilizó en partidos tan recientes como en 2020 y también se disputaron los XIX Juegos Panamericanos en 2023, siendo el estadio la sede inaugural.
Retomando la pregunta inicial, podemos concluir que en Chile también existe un reavivamiento de los discursos que relativizan o justifican la dictadura militar. En este caso, es todavía más explícito por la propia historia que repasamos.
1 Se puede sostener que ese modelo económico que se instauró en la dictadura fracasó, a pesar de esa percepción inicial de éxito. La mejor prueba de ese fracaso fueron las numerosas protestas sociales de sectores excluidos de ese crecimiento. Los ejemplos más notables son la Revolución Pingüina en 2006 o el estallido social de 2019
2 Al momento de escribir esto, hay una Convención Constituyente redactando una nueva Constitución, pero sobre la cual hay serias dudas si será aprobada o no en el plebiscito correspondiente
3 Esta prerrogativa fue derogada recién en el año 2019
Fuentes: Acuña, C. H., & Smulovitz, C. (2019). Adjusting the armed forces to democracy: successes, failures, and ambiguities in the Southern Cone. In Constructing Democracy (pp. 13-38)..
Del Congreso Nacional, B. (s. f.). Periodo 1973-1990. bcn.cl. https://www.bcn.cl/historiapolitica/hitos_periodo/detalle_periodo.html?per=1973-1990
MORI – Market Opinion Reasearch International. (2023, marzo). CHILE A LA SOMBRA DE PINOCHET: La opinión pública sobre la“Era de Pinochet” 1973 -2023. morichile.cl. Recuperado 1 de octubre de 2023, de https://morichile.cl/wp-content/uploads/2023/05/Chile-a-la-sombra-de-Pinochet.pdf
*Nicolás Schteimberg es licenciado en Ciencia Política, integrante del espacio «El Patio Trasero» y del área económica del ISEPCI, e Isaac Rudnik es el Director Nacional del ISEPCi.
Contacto Prensa: 11-36483667