Por Rubén Ciani e Isaac Rudnik*
¿Por qué la indigencia entre niños, niñas y adolescentes casi se duplicó durante el período Milei, aunque la Tarjeta Alimentar y la Asignación Universal por Hijo tuvieron fuertes aumentos?
Una de las banderas del gobierno libertario, quizás la única con contenido social y humanista, es haber aplicado incrementos reales en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar (TA), programas oficiales con destino a sostener a la población de menor edad.
Los discursos oficiales se ufanan de completar con ambos programas un ingreso que les permite a niños y adolescentes acceder a una Canasta Básica Alimentaria (CBA), con la cual alcanzaría una alimentación mínima, según las necesidades nutricionales humanas. El éxito sería que se obtiene un beneficio que cubre la CBA para un adulto mayor calculada en junio por el INDEC en $127.288.
Sin embargo. las cifras para el primer semestre de 2024 referentes a los niveles de pobreza e indigencia en Argentina, medidos por el INDEC, dan cuenta que cerca de la tercera parte del segmento de personas en condición de indigencia tienen edades de 0 a 14 años, la población menor de edad, léase, que no alcanzan a acceder a una CBA.
¿Cuál es la dicotomía entre el discurso oficial y los resultados de la medición del INDEC? En términos de metodológicos es que las estadísticas miden, como es debido, la condición social en los hogares, computando el ingreso total de las familias en contraposición con los gastos necesarios para vivir en una sociedad capitalista. En términos de sentido común, es que la población de menor edad no vive fuera de las familias.
Cerca de la tercera parte del segmento de personas en condición de indigencia tienen edades de 0 a 14 años, léase, que no alcanzan a acceder a su Canasta Básica de Alimentos
En cualquiera de estos ordenes; metodológico o racional, podemos señalar que una de las causas de este nivel de pobreza infantil, es que el gobierno incrementó AUH y TA en forma simultanea con el congelamiento del Programa Potenciar Trabajo. El resultado es que las familias beneficiadas por todo el conjunto de programas, registraron una caída real en sus ingresos.
En principio, estos eran hasta diciembre los tres principales programas gubernamentales tendientes a subsanar la pobreza. Además, la mayor parte de la población objetiva de los programas, alcanza al mismo segmento poblacional representado por el núcleo familiar. El plan potenciar a las personas que estén en riesgo o estado de vulnerabilidad social o se desempeñen en alguna actividad de la economía popular. La AUH y la tarjeta a desocupados y trabajadores no registrados o sin aportes, entre otros.
Una forma de entender la dicotomía presentada, es observar la evolución del ingreso conjunto de los programas en orden a las necesidades de alimentos de las familias. En el cuadro Nº 1,se puede visualizar la relación entre ese ingreso conjunto y la CBA que marca la línea de indigencia en los conglomerados urbanos del Gran Buenos Aires. Los datos permiten observar la situación en enero de 2020, cuando se incluye la TA en los programas; y también en los meses de junio de 2022/2023/2024, los que coinciden con la medición de pobreza e indigencia por parte del INDEC para el primer semestre.
Cabe agregar, que el análisis supone la existencia de una familia tipo (padre, madre y dos niños/as), que recibe el beneficio de un Programa Potenciar Trabajo y la AUH/TA para los dos hijos/hijas.
Los resultados parecen explicar por qué la población de menor edad tiene altos niveles de indigencia, a pesar de los aumentos de la AUH y la TA. Estos últimos, no compensan la caída del ingreso paterno/materno por el programa potenciar, cuyo monto fue congelado en diciembre de 2023.
En junio de 2024, si bien la AUH y la TA aumentan alcanzando la mitad de la CBA, comparado con el 43% en 2023, el ingreso por programa potenciar cae del 39% en 2023 al 20% en 2024. Esto lleva a que las familias solo puedan acceder, con todos los beneficios, al 70% de la CBA, porcentaje que empeora la situación de indigencia, si lo comparamos con el 82.6% en 2023 y el 103% en 2022. En suma, a nivel de las familias la efectividad de cobertura disminuye, situación que afecta obviamente a la población menor de edad.
Estas cifras muestran la ineficacia de la política implementada, que desfinanció los programas potenciar trabajo y se orientó al bono individual para los hijos/hijas. Claramente, los resultados son compatibles con la intención de desactivar a las asociaciones sociales y reducir los gastos sociales.
Ciertamente, el resultado del “mayor ajuste fiscal de la historia”, no puede tener otro signo que un aumento generalizado de la pobreza y la indigencia, situación que alcanza a todas las edades.
Al finalizar el primer semestre completo de gobierno libertario la pobreza aumentó en diez puntos porcentuales con respecto al diciembre de 2023, al 52,9%; y la indigencia se duplico al18,1% de las personas. La mitad de la población argentina es pobre, no alcanza a cubrir los gastos totales que necesita para vivir, en tanto que uno de cada cinco argentinos no solo es pobre, sino que además no puede acceder a una alimentación en condiciones nutricionales.
Pero el mayor error que define la pobreza infantil, es considerarla fuera de las condiciones económicas generales (macroeconómicas) y especialmente, de la problemática familiar. El niño/niña no vive solo; no soluciona el problema aumentar su bono individual, a costa de bajar los ingresos de sus padres.
Por: Rubén Ciani (Coordinador del área económica del ISEPCi) e Isaac Rudnik (Dir. Nacional del ISEPCi). Contacto tel. 11 5616-7088