GUERNICA: el error de confrontar con los movimientos sociales.

 «El Polo Obrero, Libres del Sur, el FOL, MTD, están obturando

el diálogo…amenazan a las familias que si se van de la

toma le quitan los planes…» [1]

GUERNICA: afrontar los problemas o matar al mensajero 

Escribe: Isaac Rudnik


Las razones que motivan la toma de tierras en Guernica han sido y son profusamente desarrolladas en notas y crónicas periodísticas de distintas características y extensión, incluso abordadas desde diferentes ópticas ideológicas. Sin embargo, todas concuerdan en reflejar algunos elementos que son inocultables a la hora de reflejar la realidad que buscan analizar.

  • En un predio que alcanza una extensión de 100 hectáreas hay colocadas miles de precarias estructuras armadas con nylon, maderas, y/o chapas, piletas de lona usadas como techos, que fueron instaladas en los últimos 2/3 meses.
  • Son las viviendas de aproximadamente 3000 personas que llegaron allí desde el mismo partido de Presidente Perón, donde se ubica Guernica, y desde otras localidades y distritos colindantes.
  • La mayoría de ellas conforman familias que tienen hijos e hijas de diferentes edades, predominantemente menores de 10 años. En el tiempo que llevan instaladas en el predio vienen atravesando circunstancias muy duras: frío, con sus poquísimos enseres empapados y embarrados por las lluvias y tormentas, comiendo entre una y dos veces al día en las ollas comunes situadas en las cercanías, y otras situaciones similares.
  • Los múltiples testimonios recogidos a estas personas en el mismo predio, por medios gráficos y televisivos, muestran que todos y todas, sin matices ni diferencias, pertenecen a los sectores más vulnerables de la sociedad.
  • Entre las motivaciones que las llevaron a trasladarse al predio, son predominantes las que obedecen al hacinamiento por crecimiento de las familias con las que compartían sus casas, ya sea con madres, padres, abuelos/as, tíos/as, hermanos/as, etc.; o por la imposibilidad de seguir pagando el alquiler que aumentó, o por la pérdida del trabajo precario que se terminó con el advenimiento de la pandemia.
  • Ni en los censos realizados por el Gobierno, ni en las innumerables recorridas realizadas por diferentes medios periodísticos, se detectó presencia dominante de ocupantes de porciones de tierras que las toman con el fin de ser vendidas. El argumento de que la toma fue organizada y financiada por bandas delictivas para comerciar con las genuinas necesidades de gente con dificultades de hábitat, no tiene apoyo en elementos que se puedan comprobar en la realidad.
  • El accionar de la policía es desde el principio activamente hostil contra las personas que están viviendo en el predio cuando deben salir y entrar, y para aquellos/as que concurren para desarrollar acciones solidarias. Ejemplo: hace un par de semanas un camión de la organización Médicos del Mundo se hizo presente para realizar tareas de prevención de los habitantes que están en el predio, y cuando se retiraba al final del día, fue interceptado por la policía provincial y conducido a la comisaría para ser “identificados” los ocho médicos que transportaba.

Pasado y presente de las tomas en el conurbano bonaerense

La actual ocupación del predio de Guernica se inscribe en un proceso que en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) lleva varias décadas. En una interesante nota publicada en el portal “Notas, Periodismo Popular” [2], les investigadores María Maneiro y Santiago Nardín [3] dicen que:

 “El hábitat popular en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) -abarca la Ciudad de Buenos Aires y los 40 municipios que la rodean, incluyendo la capital provincial- condensa itinerarios de apropiación diferentes. Si bien la compra de terrenos por loteos fue la forma más extendida, muchas fracciones quedaron excluidas de este formato. Así, se instituyó una larga historia de organización. Esta constituye una respuesta frente a la imposibilidad de acceder al mercado inmobiliario formal y a la inconstancia de las políticas públicas de vivienda…En este marco, se desarrollaron desde la década de 1960 diversas estrategias individuales y colectivas de producción del hábitat en el contexto de la informalidad: loteos piratas -fraccionamientos en tierras realizados por personas que no poseen la titularidad y la comercializan a compradores de buena fe- y ocupaciones directas con diverso nivel de organización. Estas ocupaciones fueron promovidas por movimientos sociales, políticos o religiosos, en esta interacción entre la necesidad, la experiencia organizacional popular y la inscripción institucional. Si los loteos piratas y las ocupaciones organizadas son modalidades polares, entre ellas se ubican múltiples variantes que articulan elementos de ambas”. 

Barrios populares por década de ocupación y distribución por cordones. RMBA

Fuente: Elaboración de Maneiro y Nardín a partir de datos de RENABAP y Techo. N= Barrios con datos de fecha de creación. Obs. La Matanza se consigna separada por extenderse en los diversos cordones.

Como puede observarse en el cuadro precedente, las ocupaciones se vienen sucediendo de manera incesante desde hace más de cinco décadas, atravesando gobiernos nacionales y provinciales de distinto signo. Décadas durante las que –independientemente de las orientaciones políticas diferentes que gobernaron la provincia y la nación- se consolidó una estructura socioeconómica excluyente para una porción creciente de la población de nuestro país, que en los últimos meses vio agravada su crítica situación.

La indetenible depreciación de sus ingresos reales se reflejan en diversos indicadores como son: el incremento de los porcentajes de pobreza e indigencia que expresan las mismas estadísticas oficiales, en el acelerado aumento de la desocupación especialmente entre los deciles de menores ingresos, en los altos niveles de malnutrición entre niños, niñas y adolescentes que manifiestan los diferentes relevamientos que se realizan desde instituciones oficiales y desde Organizaciones No Gubernamentales.

Las condiciones del hábitat en que viven estos sectores, no pueden escapar a este proceso de desmejoramiento general de sus condiciones de vida, y se manifiesta en la cantidad de familias que viven situaciones de hacinamiento, y que buscan salidas urgentes para un problema que se agrava con la prolongación de la pandemia.

La crisis y las luchas

En época de profunda crisis heredada y del azote de la pandemia, las marchas reclamando trabajo, aumentos en las remuneraciones mínimas de jubilaciones y salarios, en los valores de la AUH y otras asignaciones sociales, exigiendo el incremento en la entrega de alimentos directa a las familias y a los comedores comunitarios, son respuestas desesperadas contra la extensión de la mancha venosa del hambre y de otras necesidades básicas insatisfechas que no dejan de crecer.

En un contexto en el que a esas calamidades se añade la indispensable recomendación de que “hay que quedarse en casa” para evitar la enfermedad que no deja de contagiar a miles de personas, las situaciones de hacinamiento agregan un condimento que multiplican los padecimientos de cientos de miles de hogares.

Con el correr de los meses no solo fue aumentando la demanda de porciones de comida en los comedores comunitarios que venían funcionando, sino que fueron surgiendo más, muchos de manera espontánea, la mayoría de ellos convocados por las mujeres de los barrios que se organizan para darles de comer, primero a los niños y niñas, y después también a los/as adultos/a de las mismas familias. Es la respuesta de un cuerpo social vivo, que no se resigna, que se cae y se levanta como tantas veces.

La experiencia aportada desde los Movimientos Sociales, desde las iglesias, y los clubes de barrio, y de todas las organizaciones vecinales es invalorable a la hora de ayudar a optimizar los escasos recursos que hay para encontrar paliativos a los problemas más agudos. Cómo así también para canalizar los reclamos y organizar las luchas en el momento y los lugares más adecuados para conseguir lo indispensable para seguir viviendo.

Toma de tierras en  Los Hornos, cerca de La Plata (Foto Infobae)

Las tomas de tierras son la respuesta inevitable al escenario dramático de hacinamiento y de carencia de un techo mínimo bajo el cual construir presente y futuro, en que viven hoy miles de familias en todo el país.

Esta situación es generada por la profundización de una crisis socioeconómica agravada por la pandemia que no cede. No es la primera vez que se suceden ocupaciones y tomas, ni será la última, en la medida en que esta estructura económica que no deja de reproducir desigualdades ampliadas, siga excluyendo de la posibilidad de acceder a un pedazo de tierra donde construir un techo, a centenares de miles de ciudadanos/as argentinos/as.

Guernica y los movimientos sociales

La ocupación de Guernica y otras de menor envergadura y trascendencia que ahora mismo están ocurriendo en distintos puntos del país y en el propio conurbano bonaerense, son solo un eslabón de una larga cadena que sigue sumando otros similares  a una historia de luchas populares.

A medida que pasan los días los vecinos y vecinas construyen en el predio formas organizativas para defenderse de las agresiones que sufren día a día. Los movimientos sociales que están presentes aportan su experiencia de organización, mientras promueven y son parte del diálogo con el Gobierno en la búsqueda de soluciones.

El Gobierno tiene obvias dificultades para encontrar soluciones estructurales a los problemas urgentes de las personas que pisan, transitan, duermen sobre colchones mojados, le dan de comer a sus hijos e hijas bajo techos y paredes de nylon, en medio de un terreno embarrado y durante muchos días inundado. Los funcionarios que concurren y se enfrentan a la realidad de esos argentinos y argentinas desesperados/as, salen del terreno y después enfrentan el repiqueteo mediático reaccionario que califica a la toma de ilegal y a los ocupantes de delincuentes usurpadores. Deben lidiar también con la resolución de un juez que ordena el desalojo, mirando la realidad a través del ojo de la cerradura de la puerta que cierra su despacho. Surgen un par de preguntas obvias y simples.

¿El juez que resolvió el desalojo, no debió haber desembarcado allí por lo menos una vez, para ver y hablar con las personas sobre las que descarga una acción represiva de semejante magnitud? Seguramente no debe haber nada en el derecho procesal que lo obligue, pero quizás alguna norma ética o de sentido común podría haberlo impulsado a concurrir.

¿El equilibrio entre las presiones de los que reclaman el desalojo sin beneficio de inventario y los miles de ocupantes del predio, se encuentra empujándolos a estos con la policía a una puerta de salida que no lleva ninguna solución para las dramáticas necesidades que padecen?

Los movimientos sociales son parte del escenario, del debate, de la organización de los/as vecinos y vecinas, de la lucha por esa porción de vida que allí se está jugando. Al igual que en cada rincón del país son parte de los comedores comunitarios, de los reclamos por mas alimentos, por más comedores, por el aumento de las asignaciones sociales.

Es un grave error de los funcionarios del Gobierno de la provincia de Buenos Aires acusar a los movimientos sociales de obstaculizar las soluciones. Los vecinos rechazan las propuestas porque les están proponiendo que se retiren del predio, con la promesa de que una posible solución llegará en seis meses. Es que la inmensa mayoría está ahí desde hace varios meses chapoteando en el barro, porque no tienen a donde volver.

Los vecinos y vecinas propusieron esquemas de urbanización dentro de las porciones de los terrenos fiscales que componen el predio. Estas y otras propuestas están en la mesa de discusión y negociación a la que el Gobierno y el juez convocan espasmódicamente, sin buscar canales de diálogo permanentes para construir un trabajo conjunto en busca de una salida superadora.

Hay una larga experiencia de relaciones de gobiernos de distinto signo con los movimientos sociales en Argentina y Latinoamérica. El presidente Alberto Fernández ha hecho reiteradas declaraciones afirmando la relación del gobierno con los movimientos sociales. En enhorabuena.

Seguramente hay mucho que aprender de la experiencia que hicimos en las últimas dos décadas. Será una relación enriquecedora en la medida que los movimientos nunca dejen de expresar las necesidades de los sectores de los que provienen, mientras el Gobierno sea capaz de escuchar y comprender en un marco de respeto mutuo, que no siempre implica que habrá acuerdo pleno en cada tema en cuestión.

Si bien a  nadie del Gobierno, desde el presidente a todos sus funcionarios, nunca se les ocurrió ocultar el problema del hambre que aqueja a millones de argentinos, tampoco pasa por tratar de meter bajo la alfombra el gravísimo problema del hábitat que afecta a los sectores más vulnerables de nuestra Argentina, intentando sacar los más rápido posible –sin ninguna solución- a las personas que están en el predio de Guernica.

Tampoco es solución ni aporta al encaminamiento del problema intentar matar al mensajero, descalificando a los movimientos sociales.

#Guernica #Toma de tierras #Desalojos

Contacto: 1141882603

[1] Andrés Larroque, Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires en INFOBAE. https://www.infobae.com/politica/2020/10/10/andres-larroque-hay-organizaciones-dentro-de-la-toma-de-guernica-que-amenazan-a-las-familias-con-quitarles-los-planes-sociales-si-se-van/?outputType=amp-type

[2] https://notasperiodismopopular.com.ar/2020/08/18/tomas-de-tierras-en-pandemia-la-crisis-habitacional-en-el-gran-buenos-aires-y-la-plata/

[3] Santiago Nardín es Sociólogo y Magíster en Estudios Urbanos (UNGS). Doctorando en Ciencias Sociales (UBA). María Maneiro es investigadora del Conicet/Instituto de Investigaciones “Gino Germani”, Facultad de Ciencias Sociales (UBA)