Por Isaac Rudnik*
Como venimos observando desde hace varios meses el gobierno usa y abusa de algunas herramientas como el anclaje del valor del dólar; el impulso de una política recesiva que provoca una baja generalizada de las ventas; y la apertura indiscriminada a la entrada de productos de origen externo, muchos a precios de dumping, para reducir una inflación que si bien viene contenida, está lejos de ser parte de un panorama económico definitivamente estable, que beneficie a los sectores de menores ingresos.
Al escribir estas líneas, en la semana previa a las cruciales elecciones de la Provincia de Buenos Aires, el gobierno nacional -envuelto en un escándalo de corrupción que por ahora sigue escalando sin tener techo- atraviesa las tensiones entre las medidas que va tomando para impedir, o por lo menos posponer, la inevitable devaluación que más temprano que tarde deberá promover, y la presión creciente que afronta para que acelere los tiempos y, si es posible defina incluso antes de octubre, la devaluación que reclama la evolución de los acontecimientos económicos. Devaluación que ya sea antes o después de las próximas legislativas se trasladará a los precios internos.
Pero por lo menos hasta agosto, viene consiguiendo su objetivo de contar con una inflación menor que la que sufríamos en tiempos anteriores, aunque esto no significa que tengamos una “macroeconomía equilibrada”.
Según el relevamiento mensual de precios de los alimentos que hacemos desde el Índice Barrial de Precios (IBP), en negocios de cercanía de los barrios populares, en agosto el valor promedio de la Canasta Básica de Alimentos(CBA) no varió sustancialmente respecto a julio, mientras que en los últimos doce meses el incremento alcanzó el 24,84%. Así, una familia de dos adultos y dos hijos pequeños que en agosto de 2024 necesitaba $412.081,13 para solventar sus gastos de alimentación, doce meses después debió contar con $ 102.000 más, para adquirir los mismos alimentos.

Por otra parte, la misma familia de cuatro integrantes necesitó en agosto pasado $1.172.884,44 para solventar sus gastos indispensables que comprenden además de alimentos, transporte, comunicación, educación, salud, tarifas, vestimenta, mantenimiento del hogar. Un año antes necesitaba $914.820,11 o sea debió sumar $258.000 pesos a su presupuesto para no caer por debajo de la línea de pobreza.

No está demás recordar que el Salario Mínimo Vital y Móvil fijado por el gobierno para este mismo mes de agosto es de $322.000, por lo que si el jefe y la jefa de hogar, ambos, contaran con ese ingreso, apenas cubrirían menos del 55% de la canasta de pobreza de su familia.
EVOLUCIÓN DEL PRECIO DE LOS ALIMENTOS EN LOS BARRIOS POPULARES
En este marco en que la evolución de los precios de productos de consumo masivo está cruzada por múltiples factores que van, desde el aumento de costos como tarifas, combustibles y transportes, hasta la influencia de la fuerte caída de las ventas que obliga a la reducción de márgenes de ganancia, hasta las decisiones políticas de las cadenas de ventas, tratando de aumentar lo menos posible antes de octubre para beneficiar al gobierno. A estos elementos hay que agregar la creciente fragmentación entre sectores de la sociedad, que produce comportamientos diferentes también en el consumo, y entonces pueden influir de manera distinta en la evolución de los precios.

Como explicamos en el principio de la nota en agosto el valor total de la CBA fue casi igual que en julio, y aumentó 28,20% en comparación con agosto 2024. Si la analizamos detenidamente observamos que los productos de almacén subieron 6,72%, mientras que bajaron las carnes (casi -7%) y las frutas y verduras (-4,7%).
Si miramos la variación interanual se ve que los productos de carnicería continúan liderando los aumentos, es más, suben casi el doble que el conjunto de la CBA. Mientras en los últimos doce meses la CBA aumentó 24,84% los cortes populares como el asado, la carne picada, el hígado o el espinazo, incluidos en la CBA subieron 42,8%.

AUMENTO DE LA CANASTA BÁSICA DE ALIMENTOS Vs AUMENTO DE LAS CARNES
Por otro lado, como se puede observar a través de los mismos números, el gasto de carnicería el mes pasado representaba el 32% del costo de la CBA, un año atrás significaba el 28%, o sea que el aumento es no sólo nominal, sino también proporcional respecto a toda la CBA. Hay que tener en cuenta que solo 9 productos pertenecen al rubro carnes sobre los 57 que componen la CBA, pero representan un tercio de su valor total.
Esto explica el descenso histórico del consumo de carne vacuna en nuestro país, que hoy está en 49k por habitante por año, cuando a principios de siglo a llegaba a los 62k, y en 2009 rozó los 70k por habitante por año.

Por último, es ilustrativo el cuadro que presenta la evolución de los precios de las distintas carnes a julio 2025 durante los últimos meses.

Primero, son notorias las diferencias de precios. El kg de carne vacuna vale casi cuatro veces más que la de pollo y es un 62% más cara que la de cerdo (esta última no está considerada dentro de la CBA, aun cuando actualmente se consume masivamente). Pero a la hora de evaluar el aumento anual, los tres tuvieron incrementos que casi duplican el que del promedio de la CBA.
Todo esto contribuye a pensar que en los barrios populares donde habitan los sectores de menores ingresos, el descenso de consumo de carne vacuna ha sido más pronunciado aún que en el conjunto de la sociedad, y a explicar su baja de precios que se da en el mes de agosto. Esto a su vez contrapesa el fuerte incremento en productos de almacén de primera necesidad como los lácteos, lo que contribuye a esconder, o por lo menos disfrazar de positiva, una situación que no deja de empeorar, sobre todo lo referido a la calidad de la alimentación de las familias de los sectores de menores ingresos.
LOS ALIMENTOS QUE MAS AUMENTARON DURANTE EL ÚLTIMO AÑO



*Isaac Rudnik es Director Nacional del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI).
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