EL 70,6% DE LAS FAMILIAS POBRES REDUCEN PORCIONES O SUPRIMEN COMIDAS POR FALTA DE RECURSOS

El dato surge del relevamiento que hemos realizado a través del Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN) durante el mes de octubre en 14 provincias y la ciudad de Buenos Aires, donde se relevaron 17.883 niños, niñas y adolescentes (nnya) de 0 a 17 años; otro dato importante a tener en cuenta es que el  40,5% de nnya atraviesan situaciones de malnutrición.  

CONTEXTO

Durante todo este año, a través de las publicaciones oficiales del INDEC, se han dado a conocer informes que dan cuenta de un crecimiento exponencial de la pobreza –llegó a 52,9% de la población al final del primer semestre – y de la indigencia –alcanzó al 18,1%, aun cuando informes de diversas consultoras e institutos de investigación especializados, dan cuenta de una baja pronunciada de ambos índices en el tercer trimestre.

Si se desagrega por grupos de edad según condición de pobreza, en el informe del primer semestre, se destaca que dos tercios (66,1%) de nnya de 0 a 14 años forman parte de hogares bajo la línea de pobreza, y de ellos, el 27% viven en hogares indigentes. Mientras en la franja etaria de 15 a 29 años la pobreza llega al 60,7% y la indigencia al 21,2%, siempre según los datos del INDEC.

En este contexto, desde el Instituto decidimos darle continuidad al Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN), que es un relevamiento que hacemos cada año de la situación nutricional de niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años que habitan en los barrios populares de nuestro país. También buscamos indagar y conocer la situación alimentaria en la que se encuentran los hogares de los que provienen.

La convocatoria a las familias se efectuó desde espacios comunitarios (comedores, merenderos, clubes, iglesias)  ubicados en  barrios populares con alta vulnerabilidad socio-sanitaria-ambiental.

La toma de medidas a nnya y la entrevista a la persona adulta responsable fueron presenciales y voluntarias, realizadas por promotores y promotoras de la salud que, en su mayoría, habitan en los mismos barrios y fueron capacitados especialmente para esta tarea.

LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA EN LOS BARRIOS POPULARES DE ARGENTINA

La Inseguridad Alimentaria se define como la reducción de porciones y/o supresión involuntaria de comidas en el hogar.

De nuestro relevamiento, surge que el 76,5% de las familias se vieron obligadas a reducir sus porciones o  suprimir comidas, por la imposibilidad de contar con los recursos suficientes para adquir algunos de los alimentos indispensables.

Uno de los modos habituales que las jefas de hogar utilizan para paliar y/o “disimular” la carencia de recursos para adquirir los alimentos indispensables, es la reducción de las porciones habituales en cada comida, fue así que en el 72% se verificó esta situación.

Respecto a los alimentos consumidos durante el último mes, el 73,3% de las personas entrevistadas manifestó que en este período, la familia tuvo que privarse de comer uno o varios de estos productos, por falta de los ingresos necesarios: carnes, verduras, frutas, lácteos, cereales, o legumbres.

Una de las manifestaciones más graves de Inseguridad Alimentaria es cuando la familia se ve obligada a suprimir una de las cuatro comidas necesarias. Ya no se trata de recurrir a alimentos más baratos o de reducir porciones, sino lisa y llanamente dejar de desayunar, merendar, almorzar o cenar.

Ante la pregunta a la persona adulta responsable entrevistada, sobre si en el último tiempo algún miembro de la familia tuvo que saltearse alguna comida por falta de recursos, más del 70% contestó afirmativamente.

Un dato llamativo se presenta en la provincia de Formosa, allí el total de las personas adultas entrevistadas – que concurren a comedores o merenderos comunitarios– manifestó que, en algunos días del mes pasado, se vio obligada a suprimir una comida o reducir porciones.

En la otra punta de la lista, se encuentran la provincia de Misiones con el 52% y la CABA con el 55% de las familias que se ven afectadas por la misma situación.

Por último, si analizamos los datos desagregado por provincia, la situación más alarmante ocurre en la provincia de Formosa, donde el total de las familias relevadas – habitan en los barrios de alta vulnerabilidad socio ambiental- atraviesan situaciones de inseguridad alimentaria, le siguen San Juan con el 87,5%, Córdoba 86,8%, Santa Fe 85% y Conurbano Bonaerense 81%.

En el otro extremo se encuentra la CABA con el 63% de las familias relevadas que es la de más bajo porcentaje.

TALLA, PESO, E ÍNDICE DE MASA CORPORAL (IMC) EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

Este monitoreo de talla y peso fue realizado desde el 2 de octubre hasta el 8 de noviembre de 2024, permitió valorar la situación nutricional de 17.883 NNyA de 0 a 17 años. La tarea que fue realizada por promotores de salud que se capacitaron en el manejo de técnicas antropométricas.

La extensión territorial alcanzó a 14 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el total de NNyA censados en cada una de ellas es el siguiente: Buenos Aires (5362 n/a ); CABA (407n/a); Córdoba (1047n/a); Santa Fe (499 n/a); Chaco (960 n/a); Tucumán (2964 n/a); San Juan (592 n/a); San Luis (348 n/a); Santiago del Estero (1135 n/a); Corrientes (1185 n/a);  Misiones (368 n/a);  Neuquén (380 n/a); Formosa (471 n/a); Mendoza (2137 n/a); Santa Cruz (52 n/a).

Según el Indicador IMC/edad[1], sobre un total de 16.605 NNyA 2 a 17 años, sin discriminar grupo etario, se consolida la malnutrición en un 40.5%, es decir se encuentran afectados 6726 n/a. Continúa la preeminencia de los indicadores por exceso, sobrepeso en un 18.4% (3053 n/a) y obesidad 19,7% (3270 n/a); mientras que el bajo peso (Pc-3)[2] afecta al 2.4%  (403 n/a).

Así la malnutrición a nivel nacional se consolida en un 40,5% de NNyA, es decir cuatro de cada diez NNyA presentan vulnerabilidad nutricional, la mayoría por exceso con alta preeminencia de sobrepeso y obesidad.

Discriminados por provincias, los mayores porcentajes de malnutrición de niños y adolescentes que viven en los barrios populares se encuentran en Santa Cruz, Neuquén y Santa Fe (51%), seguidos por CABA y Formosa (46%). Mientras que los más bajos porcentajes de malnutrición se encontraron en Misiones y San Luis (32%).

Desagregados por grupos etarios en nnya de +2 a 17 años se observan las siguientes situaciones:

Primera infancia: en este grupo de +2 a 6 años, se observa que, sobre un total de 5247 n, 1559 n el 29,7%, están ubicados en indicadores de malnutrición, 2,9% bajo peso, 13,7% sobrepeso y 13,2% obesidad.[3]

Segunda infancia: Significativamente la malnutrición afecta fuertemente a este grupo que va desde +6 a 10 años, ya que sobre un total de 5818 nnya, el 47,1%, (2742 nnya), presentan malnutrición, con preeminencia de los indicadores de sobrepeso 19,8%, (1153 nnya) y obesidad 25,4%, (1478 nnya), en detrimento del bajo peso que se mantiene en porcentajes significativamente inferiores 1,9% (111 n/a).

Resulta sumamente llamativo que en esta franja etaria, que abarca a niñeces que inician su primer ciclo escolar, y comen, por lo menos una vez por día, en el comedor de su escuela -que debería proveerles una alimentación saludable- la malnutrición esté siete puntos porcentuales por encima del promedio.

Adolescencia: se incluyen aquí a las niñeces de +10 a 17 años, sobre un total de 5540, el 43,8%, (2425 a), presentan malnutrición, sobrepeso el 21,3% (1181 a) y obesidad el 19,9% (102 a), bajo peso 2,6% (142 a).

Lactancia: Para considerar la situación nutricional de este grupo de 0 a 2 años, se utilizó el Indicador PESO/Edad[4].

Sobre un total de 1161 n, aparecen el 25,3% (294 n) en malnutrición, siendo el 4% (46n) por bajo peso; el 10,9% por sobrepeso (127 n); y el 10,4% por obesidad (121 n).

El indicador TALLA/edad[5], permitió observar en el total de 17.883 NNyA, lo siguiente:

En las niñeces de 0 a 2 años se relevaron 1129 n, de los cuales se ubican en baja talla (Pc -3) el 22,2% (251 n).

Este porcentaje, revela que un número importante de niñeces menores de 2 años, vienen acumulando déficits de alimentación desde su nacimiento, o por lo menos, desde los primeros meses de vida.

En el grupo de +2 a 17 años, de un total de 16754 NNyA, 875 presentaron Baja Talla/edad (Pc-3), un 5,2%.

LO QUE OCULTA EL GOBIERNO

El optimismo por el pronunciado descenso de la inflación en los últimos tres meses viene de un gobierno que no habla del crecimiento de la pobreza y la indigencia. Crecimiento que se refleja en las propias mediciones oficiales.

Este silencio bochornoso, trata de ocultar una vez más la grave situación que solo se visibiliza cuando los micrófonos y las cámaras de los medios de información –ya sea en sus formatos tradicionales gráficos o audiovisuales, o los que llegan directamente a las redes sociales- le dan voz a los millones que habitan en los barrios populares, ya que no hay desde allí -en los barrios- demasiados elogios al oficialismo, ni opiniones que sus situaciones estén mejorando.

El crecimiento de la indigencia en la Argentina de abajo, atraviesa a millones de hogares que no encuentran salida a esta situación, ni ven luz al final de un túnel que se va alargando y oscureciendo.

Los problemas para conseguir una alimentación básica indispensable se multiplican, y comprometen seriamente el presente y el futuro de nuestras jóvenes generaciones, es una cuestión de urgencia que el Estado debe resolver con politicas públicas efectivas.


*Contacto: Laura Lonatti (Coord. Área de Salud Colectiva) 11 5637-8714/ prensa 1536483667

[1] Este indicador permite comparar el peso corporal con la talla según sexo y edad.

[2]  Se refiere a un percentil menor a 3.

[3] Este estudio se procesa siguiendo los cambios adoptados por el MSN en ENNyS 2 (septiembre 2019) según recomendaciones de la OMS (49), que incorpora nuevos límites de inclusión para los indicadores de normo peso, sobrepeso y obesidad en el grupo de niñes ente 0 y 59 meses, lo cual impacta y disminuye los valores de malnutrición en el grupo de niñes de + de 2 a 6 años.

[4] Peso/edad refleja la masa corporal alcanzada en relación con la edad cronológica según sexo.

[5] Refleja el crecimiento lineal alcanzado en relación con la  edad cronológica; y sus déficits se relacionan con alteraciones  acumulativas de largo plazo en el estado de salud y la nutrición.