El coronavirus y la agenda política municipal, a siete años de la tragedia.
Escribe: Simón Cluigt*
Como es de público conocimiento, nuestra región ha sido alcanzada por el nuevo Coronavirus (Covid-19). Desde las diferentes esferas gubernamentales (Nación, Provincia y Municipio) se han tomado diversas políticas públicas tendientes a la prevención, contención y cuidado de la comunidad. Estas han transitado desde la construcción de “hospitales de campaña”, subsidios de emergencia, comunicaciones oficiales de prevención y auto cuidado, congelamiento fiscal, decretos de aislamiento social obligatorio, entre otras.
Esto lleva a preguntarnos: ¿Sobre qué concepto de salud y generación de salud pública se apoyan las políticas públicas planificadas, diseñadas y ejecutadas en nuestra ciudad?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como el estado completo de bienestar físico y social de una persona apartándose del antiguo postulado biologicista de la ausencia de enfermedad. Al incorporar una dimensión conceptual integral y promocional que se centra en el bienestar social, tiende a complejizar la planificación y diseño de intervenciones de manera que cumplan con la integralidad que pregona la nueva conceptualización.
Es en este punto que la integralidad pone en jaque las tradicionales políticas públicas focalizadas demandando el alejamiento de prácticas sanitarias unidimensionales y meramente clínicas. Y es aquí donde entra en juego el concepto de “hábitat urbano”. El hábitat urbano consiste en un fenómeno mucho más amplio que la vivienda y el tipo de construcción de esta. Puede ser definido como un proceso social multidimensional a través del cual el sujeto accede a la ciudad. Está compuesto por el acceso a una vivienda; servicios públicos como electricidad, agua, gas, transporte público, atención médica clínica; así como el acceso a un ambiente sano y a la seguridad jurídica de la propiedad de la tierra.
El partido de La Plata, según el último censo del Indec (2010) cuenta con una población total de 654.324 habitantes donde una gran parte viven en zonas peri-urbanas (zona territorial intermedia que sin ser rural carece de un proceso integral de urbanización) donde “el acceso a la ciudad”, entendido como una variable del “hábitat urbano”, es muy limitado para las familias. Por el mal estado de las calles las familias ven afectado su acceso a un modelo de salud pública ya que no llegan las ambulancias, muchas familias se encuentran alejadas de las Unidades de Pronta Atención (UPA) o Centros de Atención Primaria (CAPS), los servicios de transporte público son deficitarios ya que cuentan con pocas “rutas” que terminan quedando alejadas de las casas de los/as vecinos/as además del deficitario esquema de frecuencias.
El “acceso a la ciudad” es una variable de vital importancia a la hora de pensar la caracterización del territorio en el que vivimos. La ausencia o deficiencia de este aspecto impacta notoriamente en la capacidad de la comunidad para dar respuesta a la dinámica de los conflictos de la vida cotidiana y, en lo que atañe a los momentos actuales que vivimos, a los impactos de los incidentes críticos como la actual pandemia.
Partiendo del análisis que realizamos en un Informe de InnoBA (Investigación para una nueva Buenos Aires) sobre el estado habitacional en las zonas urbanas y peri-urbanas inundables de la ciudad de La Plata y las respuestas del Estado Provincial post inundación del año 2013, en el que participé como director y co-autor junto a dos colegas, se llegó a aproximaciones finales que versaron sobre la necesidad de afrontar que vivimos en una ciudad inundable y de pensar políticas públicas integrales que intervengan en esa realidad desmitificando la dicotomía de si la inundación es una catástrofe natural o social, o si sus consecuencias son evitables o inevitables. Mientras la sociedad civil debate acerca de estas cuestiones, tomando posiciones por una u otra conceptualización dicotómica, la falta de políticas estatales de regulación del suelo urbano y de preservación de los humedales naturales como mecanismo que la propia naturaleza creó para la absorción del excedente hídrico, sigue existiendo y profundizándose cada vez más:
“Puede desaparecer la idea de la existencia de arroyos bajo nuestros pies, pero la naturaleza no puede vencerse, la naturaleza tiene sus propios límites, ella misma determina cómo escurrir el agua excedente que produce. A partir de esto, planteamos la necesidad de incorporar los arroyos a la vida de la Ciudad, lo natural a lo civil. Cuando elevamos una zona bajamos otra, cuando entubamos contaminamos. Una política pública que ataca la naturaleza y no regula los negocios privados inmobiliarios sino que es funcional a la cotización del suelo, lejos está de resolver la problemática porque lo que afecta no es la inundación sino que donde antes escurría el agua ahora existen paredones y construcciones habitacionales. Podemos crear un imaginario pero en algún momento la realidad aflora y lo que parecía una solución definitiva termina siendo un vehículo que sirvió para degradar el suelo y profundizar las consecuencias sociales de la inundación, es decir, la inundación es natural mientras que existan inundados es social”. (La Naturaleza y la Ciudad: Una relación de ocultamiento. S. Cluigt, F. Suarez, R. Fuentes, InnoBA 2016)
En este 2 de Abril de 2020, nos encontramos frente a un nuevo (séptimo) aniversario de la más trágica inundación que sufrió nuestra ciudad que llevó a decenas de muertes, millones de pesos de pérdidas materiales, entre muchas más consecuencias fatídicas.
¿No debería el Estado Municipal poner en agenda esta situación de inundabilidad de la ciudad encontrándonos en los meses más lluviosos del año?
Nuestra respuesta es que no solo debe ponerlo en agenda, sino planificar y diseñar política pública que contemple la intervención territorial de prevención y contención a través del saneamiento de cuencas; desmalezamiento y limpieza de arroyos; acondicionamiento de establecimientos públicos ante potenciales necesidades de evacuación de familias teniendo en cuenta el contexto de “aislamiento social obligatorio” en el que nos encontramos y la situación de anegabilidad de varios barrios platenses ante la caída de precipitaciones de diversa duración e intensidad; acondicionamiento y mejoramiento de calles, entre otras medidas más que hacen a la integralidad.
Si queremos intervenir sobre la generación de salud pública potenciando el bienestar social y lo saludable de la comunidad no se debe dejar librada al azar esta realidad que viven miles de familias en las decenas de barrios periféricos de nuestra ciudad. Es necesario actuar de forma preventiva e integral ahora, mañana es tarde.
*Simón Cluigt, es Director del ISEPCi de la Ciudad de La Plata. En 2016 junto a los licenciados F. Suarez, R. Fuentes, realizaron un importante trabajo de investigación sobre las causas y consecuencias de la inundación de 2013.
Contacto: 2214950771
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